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Mostrando entradas de 2018

El martillo

El martillo Julián  Santa Don Miguel podía ver, con un detalle casi exclusivo de su profesión, como el martillo colgado en la pared no había tocado clavo alguno. Era obvio que salió directamente del empaque para ser puesto como decoración: tenía un extraño pero perfecto color rojizo que no era oxido y una clara falta de desgaste en el mango de caucho azul. Don Miguel, siempre que entraba al garaje, recordaba como el dueño del martillo, el señor Hernández, le prohibió tocarlo el día en que fue contratado. Esa diabólica herramienta estaba en un pedestal irracional de admiración, lo que causaba en don Miguel una angustia tremenda al no poder entender a su contratador. Pero por lo menos, pensaba don Miguel, siempre lo trataba bien.             Después de una semana de trabajo en donde se dedicó casi exclusivamente a reparar mesas y sillas, don Miguel decidió limpiar y organizar su espacio de trabajo. No hubo problema alguno, recordaba la orden del señor Hernández y estaba evitando

Bogotá

Bogotá Julian Santa Bogotá es tan especial que llega a tener las cuatro estaciones en menos de 24 horas. Por ello, cada bogotano medianamente experimentado revisa antes de salir de casa que lleve chaqueta para el frio, una camiseta de manga corta para el calor, zapatos resistentes a los charcos, una sombrilla y unas gafas de sol. Aun después de toda esa preparación, el bogotano olvida algún objeto de valor encima del comedor. Al llegar sus zapatos de tela parecen un charco andante y pesa 5 kilos más en ropa empapada. El transporte no ayuda. Me he encontrado en situaciones en donde es imposible subirse a un bus. Hay personas que ni siquiera han podido pagar y van colgados de la maleta del pasajero más cercano. Es tanto el gentío que no es necesario sostenerse para no caer con los frenazos bruscos y los giros imprudentes. Salir del bus es otra odisea. Cualquier persona razonable empieza a abrirse paso entre la masa de sudor y maletas unas diez cuadras antes de bajarse, claro, si e

Problema anatómico

Problema anatómico Julian Santa Cuando aquel objeto demoníaco se le acercó, cerró los ojos inmediatamente y giró su cabeza con un movimiento brusco. Su brazo, expuesto y sostenido por unas manos con sorprendente fuerza, se tensó con miedo a lo que le devenía. El sudor bajaba con rapidez mojando sus cejas, los dientes rechinaban al chocar entre sí, los pulmones, desesperados, buscaban oxígeno, los dedos de los pies se curvaron al instante y dos puños dispuestos a masacrar todo lo que se les pusiera en frente se formaron con rapidez. Sin aviso alguno, un dolor punzante e intenso apareció concentrado en la parte interior del codo. Ahogó un grito. Sintió como poco a poco, con una precisión maquiavélica, su piel se desgarraba. Sus nervios, que ahora eran atravesados, mandaron un último impulso eléctrico al cerebro avisando que algo iba mal. El dolor se intensificó. Cuando el objeto atravesó el último obstáculo y se paró por un instante, el dolor quedó estancado, pero no desapareció.

Mi cicatriz

Mi cicatriz Julián Santa Tengo una cicatriz en el dedo gordo de la mano derecha que me jode la vida cuando intento desbloquear mi celular y que si se observa con cuidado toma la forma del norte de Europa. Hemos sido amigos desde el día en que me quitaron los puntos, después de semanas de tener el dedo envuelto en vendajes casi egipcios y de curaciones en agua que olía a mediterráneo. Fue una casualidad el conocernos, culpa de una silla de bus de esas que se doblan. Me ahorraré la cantaleta: mi pulgar se quedó, feliz y descansando, entre las uniones de la parte de atrás de la silla. Al perecer, esta se dio cuenta. Cuando se desplegó para reclamar, mi dedo estalló. Una historia digna de telenovela Mexicana, ¿verdad?

Reseña: Cuentos de té y otros árboles

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Cuentos de té y otros árboles Mónica Rodríguez Suárez Título: Cuentos de té y otros árboles Autora: Mónica Rodríguez Suárez Idioma Original: Español Año: 2011 Edición: Everest, 2011 Páginas: 164 Sinopsis: Los amantes se abrazaron. De esta manera, noche tras noche, gracias al hechizo de la bruja que había contratado Diego, los jóvenes pudieron verse. Él la esperaba convertido en árbol para burlar la vigilancia del bosque y ella escapaba de la torre del homenaje volando, transformada en ave… Cuentos de té y otros árboles, textos llenos de poesía y sentimiento, como solo Mónica Rodríguez Suárez sabe contarlos. Y que manera tan irregular de contar sus cuentos déjenme decirles. No vengo a hablar de las ilustraciones del libro que, al igual que los cuentos, variaron en cuanto a mi gusto. Cuentos de té y otros árboles es un libro de cuentos que retratan distintas culturas del mundo, y con lo que pude absorber, sobretodo orientales. Como digo, ciertos están mejor

Tu inconsciencia

Tu inconsciencia Julián Santa Tu inconsciencia es una cabrona, escoge los momentos mas inoportunos para hacerse ver y se le olvida que debe pasar desapercibida, que no debe de mostrarse, y toma el papel consiente y te hace cometer estupideces y su maldita adicción con las emociones le hace creer que esta al cien de cocaína y empieza a joder todo y tú, inocente como lo eres, peleas con ella en una batalla imposible de ganar y como es de esperar, siempre sales perdiendo y no tienes una voz de razón, otra distinta a la tuya en tu cabeza, que te despierte, que te espabile y la cagas y te arrepientes y en el fondo sabes que la cagaste con toda la intención del mundo para hacerte sentir como un culo y necesitas a alguien, a alguien al que confesarse, una persona que no te juzgue ni se sienta herida por lo que hiciste y necesitas que te amen, que te lo demuestren. Y con voz callada, leve y tal vez un poco tímida, susurras un lo siento.

Reseña: Ensayo sobre la lucidez

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Ensayo sobre la lucidez José Saramago Título: Ensayo sobre la lucidez Autor: José Saramago Idioma Original: Portugués Año: 2004 Edición: Debolsillo, 2016 Páginas: 383 Sinopsis: Durante las elecciones municipales de una ciudad sin nombre, la mayoría de sus habitantes decide individualmente ejercer su derecho al voto de una manera inesperada. El gobierno teme que ese gesto, capaz de socavar los cimientos de una democracia degenerada, sea producto de una conjura anarquista internacional o de grupos extremistas desconocidos. Las cloacas del poder se ponen en marcha: los culpables tienen que ser eliminados. Y si no se hallan, se inventan. Con esta obra Saramago lanza una llamada de alerta: “Puede suceder que un día tengamos que preguntarnos quién ha firmado esto por mí”. Ese día podría ser hoy. Sobre la manera de narrar: Como se nos tenia acostumbrados con la “parte” anterior, Ensayo sobre la ceguera, este libro maneja una narración extremadamente rápida, y oj

Al escribir soy Olímpico

Al escribir soy Olímpico Julián Santa No soy religioso, y no creo que en un futuro lo sea. Antes lo fui y, aun así, siempre cuestionaba cada cosa que me intentaban implantar a la fuerza. Al final, terminé por darme cuenta de que, en realidad, yo era el único con la capacidad para decidir, al empezar a escribir entendí que el único dios en mi vida soy yo. Al escribir soy Olímpico. Puedo crear mundos de la nada, parir bestias y seres que solo caben en la imaginación. Puedo dar felicidad y angustia, amor y odio. Desatar la guerra e imponer la paz. Puedo apalizar sin puños y sin patadas, disparar sin balas y sin arma alguna. Puedo volar sin alas y renacer como Jesús, solo que sin haber muerto. Al escribir soy Olímpico. No hay que mencionar mi ego, es peligroso, puede que crezca aún más. Pero es necesario tenerlo. Un dios no es divino hasta que sabe que lo es, hasta que es patrón de su primera ciudad, hasta que ve héroes morir por complacerlo, hasta que siente el poder en

Filias y Fobias

Al decidir comenzar cualquier curso de escritura, ya sea taller o, como en mi caso, diplomado, te enfrentas a ejercicios que probablemente te terminen gustando mucho. Espero que este sea el caso con la mayoría. En esta ocasión, lo que viene a continuación, se trata de un ejercicio llamada Filias y Fobias, el cual ha sido hecho por una cantidad de escritores y columnistas incontables. En este ejercicio se trabajó bastante el concepto de imagen, pero terminó siendo algo muy personal. Dejaré el bla bla bla. Aquí están mis Filias y Fobias. Filias y Fobias  Julián Santa FILIAS: El olor del agua de lluvia evaporándose en las piedras después de un aguacero. El alivio maravilloso cuando al llegar a casa, después de un día largo, tedioso e interminable, me quito los zapatos. Despojar los libros nuevos de sus cárceles plásticas y buscar entre los viejos las cicatrices causadas por alguna pluma o resaltador. Jugar Tetris con mi biblioteca. La taquicardia al leer un cuento de Poe,

El Barril de Tinta

Bienvenido al blog de literatura y escritura El Barril de Tinta No sabría muy bien cómo escribir una introducción a mi (inserte número del uno al nueve y agregue, mínimo, cuatro ceros ) intento de blog. Además, no me encuentro en la situación más adecuada en lo que se refiere al arte de escribir. Estoy acostado en la cama, con las almohadas sosteniendo mi espalda mal puestas, con los gatos a mis pies quitándome espacio y son las nueve y cuarto de un domingo. Mejor dicho, nada podría ir peor. Solo faltaría que mis fantasías paranoicas se volvieran realidad y haya alguien entrándose a la casa. ¿Que podría decir del blog que no haya dicho? Si no quedó claro lo repetiré. Esto es un blog de literatura y de escritura, por lo tanto, encontrarás cosas que tienen que ver con libros y cuentos. Así que si eres uno de los que prefieren ver la película antes que leer el libro, no te vayas, intentaré convencerte de hacer lo contrario, o de al menos pensar lo contrario. Seamos sinceros, o n